viernes, agosto 15, 2008

¿Bolivia dividida? ¡No, pero la Media Luna sí!

Porque a algunos no les basta que el cómputo global sea de 67% contra 33%...

El domingo 10 de agosto, poco después de hacerse públicos algunos resultados preliminares y encuestas sobre el referendo revocatorio en Bolivia, los cada vez más desprestigiados medios masivos de comunicación masivos bolivianos e internacionales lanzaron una conclusión que tenían preparada desde hace rato: "¡Nada cambió!", "¡El país sigue dividido!", "¡Gobierno y Media Luna (departamentos del oriente del país) salieron fortalecidos!" y un largo etcétera de conclusiones precipitadas y malintencionadas.

Yo, que después de varios años en Venezuela me creo ya vacunado contra manipulaciones mediáticas, confieso que caí en esta versión apresurada y distorsionada de los hechos, llevada a cabo con premeditación y alevosía. Como el propio principiante. El mapa -por departamentos- que nos presentaron, con datos parciales y encuestas chimbas, era algo así, con azul en los departamentos de mayoría de Sï a Evo, y verde de No a Evo:


Mapa que es una manera gráfica de decir "ok, ok, aceptamos que globalmente ganó el indio cocalero ése, pero el país sigue dividido y Evo Morales sólo tiene apoyo en el occidente, jamás podrá gobernar si no cede ante los prefectos demócratas". Esta fue la versión, con palabras más suaves (pero de idéntico sentimiento), que recorrió el mundo.

Sin embargo, como de costubre cada vez que se trata de la información de algún gran medio de comunicación, esta versión estaba muy lejos de ser cierta. Sólo había que esperar más resultados -este artículo lo escribí con un 99.9% de las mesas escrutadas- y elaborar unos mapas algo más detallados para sacar conclusiones. Claro, siempre y cuando uno quiera entender estos resultados e informar de los mismos en lugar de comportarse como un aficionado de fútbol ante una final contra el máximo rival.

Los medios, intencionadamente, publicaron datos por departamento, puesto que gráficamente les resultaba más conveniente, ya que de este modo se marginaba el voto rural, que es aplastantemente favorable al proceso de cambio liderizado por el presidente indígena. Si analizamos los votos provincialmente, los resultados definitivos quedaron así:


¡Epa! ¿Qué pasó acá? ¿Dónde quedó el mapa de antes? ¿Hablamos del mismo proceso electoral? Sí, pero en esta ocasión con la voluntad de contabilizar el voto indígena campesino, motor inicial y principal de este proceso de cambios, algo que convenientemente ignoraron los mass-media en las primeras informaciones que dieron la vuelta al mundo.

Ahorita, a diferencia del mapa anterior, vemos que mientras el occidente sigue siendo un bloque en su valoración de la gestión presidencial, la supuestamente todopoderosa Media Luna está llena de provincias "díscolas". En Pando, tres de cinco provincias votaron por el Sí, y en otra hubo empate técnico (en Madre de Dios "venció" el No por sólo dos votos). En Beni, tres de ocho provincias apoyaron la continuidad de la gestión gubernamental. En Santa Cruz, siete de quince. En Tarija, cinco de seis. En Chuquisaca, nueve de diez. En el total nacional, 88 de 105 provincias dijeron Sí. 27 de ellas en zonas dizque "opositoras".

Además, victorias que pseudoanalistas daban de forma "segura" al No en los departamentos de Chuquisaca, Pando y Tarija, se convirtieron en dos derrotas y una victoria pírrica (450 votos de diferencia) con el paso del tiempo y el escrutinio de los votos campesinos (votos que, no está de más recordar a algunos, en democracia son tan válidos como los urbanos).

Y como colofón, está el asunto de la magnitud de los resutlados por provincias. Algo que puede verse en este otro mapa, algo más complicado de entender pero de mucha mayor riqueza informativa. En el mismo, presento las victorias o derrotas por el porcentaje obtenido respectivamente:

Los tonos azules representan victorias del Sí, mientras que los rojizos-anaranjados victorias del No. La intensidad denota el porcentaje obtenido: mientras que azul oscuro es victoria aplastante (>90%) del Sí, azul celeste es victoria más comedida (60-70%). En el caso del No, amarillo es victoria comedida (60-70%), naranja amplia (70-80%) y rojo victoria aplastante (no busquen rojo fuera de la leyenda, porque no lo encontrarán). El blanco refleja una victoria dentro del modesto margen de 50-60%, y en este caso uso el mismo color tanto para victorias del Sí como del No, para de esta manera denotar una provincia muy dividida en torno a este referendo dirimidor.

Del mapa se obtienen conclusiones muy interesantes. A mí se me ocurren algunitas, seguro que lectoras y elctores pueden añadir más:

-El Sï arrasó en 54 provincias, que apoyaron esta opción ¡con más del 90% de los votos! Es decir, más de la mitad de la provincias del país (105) ratificaron a Evo en proporción de 9 votos contra 1.

-El No nunca llegó a superar 80% en ninguna provincia.

-El No sólo superó el 70% en dos provincias. El Sí lo hizo en 61.

-El No no obtuvo ninguna victoria provincial en cuatro de los nueve departamentos (La Paz, Oruro, Potosí y Cochabamba).

-El Sí venció en -mínimo- tres provincias en cada uno de los nueve departamentos del país. En cuatro departamentos venció en todas sus provincias.

-Las provincias en blanco muestran un resultado estrecho en el conteo final (50-60%), independientemente del ganador. De las 14 provincias en esta situación, 13 están en los cuatro departamentos de la Media Luna.

...¿seguimos?

Si Bolivia estuviera dividida, tendríamos una mitad de un color y otra de otro. Pero tenemos una mitad de un color y la Media Luna, pintada con dos.

Si Bolivia estuviera dividida, la penetración del Sí en oriente sería similar a la del No en occidente. Pero mientras el No apenas tiene presencia en occidente, la Media Luna tiene harta presencia del Sï, aún siendo minoritaria.

Si Bolivia estuviera dividida, habría provincias con votación reñida en todo el territorio nacional. Pero estas sólo se encuentran en la Media Luna.

Si Bolivia estuviera dividida, la fuerza del Sí en una mitad sería comparable a la del No en la otra. Pero mientras en occidente el Sí arrasa, en la Media Luna el No se impone por márgenes mucho más estrechos.

Entonces, ¿dónde está la división? ¿En Bolivia? ¿O en la Media Luna?

Hay que estar empecinado para insistir en que la división está en Bolivia. Y hay que estar ciego para no ver dónde está en realidad.

Y llegados aquí, ¿quién comanda la confrontación? ¿Quién debe reflexionar sobre el rumbo emprendido? ¿Quién debe rectificar? ¿Quién debe dejar los inamovibles y sentarse a dialogar sin condiciones desproporcionadas?

Espero que a quienes corresponda sepan interpretar el resultado del 10 de agosto con propiedad.
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Los datos para los mapas fueron extraídos de www.cne.org.bo al 99.9% de escrutinio.

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