lunes, marzo 30, 2009

Globovisión o el arte de convertir a presuntos asesinos en simples estudiantes

El pasado día 25 Luis Alberto Vásquez Blanco, estudiante de la Facultad de Derecho de la Universidad de Carabobo fue asesinado de un disparo durante la jornada electoral para elegir el decano.

Vásquez era militante de la Juventudes del PSUV. Huelga decir que de haber sido el muerto de otra tendencia política, los medios opositores habrían hecho un escándalo tan mayúsculo que hoy, casi una semana después, todavía estaría en plena vigencia, y creciendo. Los medios oficiales, que supuestamente incitan al odio y la división entre los venezolanos, han abordado el asunto con tibieza mientras no se averigüe qué pasó exactamente y si hubo motivación política directa, como parece.

Hoy, en la web de Globovisión, decidieron 'destacar' por un rato en portada la detención de cinco individuos presuntamente vinculados al asesinato. Sin embargo, titularon de una manera tan incompleta que uno no puede dejar de sospechar el por qué de esa omisión:

"Cinco estudiantes de la Universidad de Carabobo serán recluidos en la cárcel de Tocuyito".


Es decir, a Globovisión le importó más el dónde (Cárcel de Tocuyito) que el por qué (asesinar a un militante del JPSUV). Cualquiera que pase por encimita del titular podría imaginar que los estudiantes serán encarcelados simplemente por ser opositores al rrrégimen, haberse manifestado en contra de la Ley de Descentralización o quién sabe.

¿Si un militante de Primero Justicia fuera asesinado por un estudiante simpatizante del gobierno, titularía Globovisión "encarcelado estudiante" o "encarcelado estudiante oficialista que asesinó a joven estudiante opositor"? Adivinen.

La verdad, colegas perseguidos, hostigados y censurados de Globovisión, si van a decir tan poco de una noticia, mejor no digan nada.

Para el que se quiera enterar de algo más sobre este asunto, sin omisiones ni mentiras, visiten por ejemplo este enlace.

sábado, marzo 21, 2009

Moda fascista israelí, siempre de temporada

Observen el siguiente diseño que lucen con orgullo los soldados israelíes, fundamentalmente los pertenecientes a batallones de francotiradores:


El texto, en inglés, dice "un disparo, dos muertos" y acompaña a una mujer palestina en el objetivo de una mira telescópica.

No es un montaje. Y no lo digo yo, Gaddafi o Hamás. Lo muestra el diario israelí Haaretz en un artículo publicado ayer en su web.

Hay otros modelos con mezquitas bombardeadas, mujeres violadas, madres llorando sobre las tumbas de sus hijos y hasta una pequeña historieta con un bebé palestino que crece hasta convertirse en un muchachito combativo y después en un adulto armado, junto al texto "no importa cómo comience: nosotros lo acabaremos".

A confesión de parte, relevo de pruebas. No conformes con violar, asesinar y torturar de manera evidente, ahora lo promocionan en su vestimenta.

Moda fascista israelí 2009. No es de otoño, primavera o verano. La llevan en cualquier momento del año. Y lo hacen desde hace décadas.

jueves, marzo 05, 2009

Benjamin Franklin, Max Weber y los ‘falsos positivos’

A mediados del siglo XVIII el genial científico y nefasto puritano Benjamin Franklin escribió una serie de consejos(1) para aquellos que deseaban hacerse ricos. Los mismos se resumían en que las virtudes de la puntualidad, laboriosidad, diligencia y honradez eran el camino más expedito a obtener dinero efectivo y crédito (préstamos de dinero).

Un siglo después, el sociólogo alemán Max Weber analizaba esos consejos en su libro La ética protestante y el ‘espíritu’ del capitalismo(2) (el subrayado es mío):
Todas las máximas morales de Franklin se utilizan en sentido utilitarista: la honradez es útil porque proporciona crédito; también lo proporcionan la puntualidad, la diligencia y la moderación y sólo por ello son virtudes: de aquí se derivaría, entre otras cosas, que bastaría la apariencia de honradez, por ejemplo, cuando cumpliera el mismo servicio.
Dicho de otra manera, la honradez no es un fin, es un medio, un medio para obtener beneficio económico. Y una vez que establecemos el dinero como fin y las virtudes humanas como medio, queda al entender de cada persona qué es virtud y qué no. Esta es la lógica moral con la que nació el capitalismo.

Volviendo a Weber:
El hombre queda referido a ese ganar dinero como al objetivo de su vida, no es la ganacia la que queda referida al hombre como un medio para la satisfacción de sus necesidades materiales. Esta inversión de lo que llamaríamos la situación ‘natural’, inversión realmente sin sentido para el sentir natural, es con toda claridad, absolutamente, un leit motiv del capitalismo.
En la actualidad, en Colombia, el gobierno neoliberal encabezado por Álvaro Uribe ha aplicado los preceptos de Benjamin Franklin a todas las esferas de la sociedad colombiana: el fin es el dinero. Las virtudes son un medio, pero no el único. No ha escapado a esa lógica el Ejército, comandado por el Ministro de Defensa Juan Manuel Santos.

Por ejemplo, en la lucha del Estado colombiano contra la insurgencia, se han ofrecido premios en metálico a quienes dieran de baja –un eufemismo para el verbo matar- a guerrilleros.

La motivación para los oficiales y soldados colombianos no es luchar por la democracia, defender al pueblo colombiano, salvar la Patria o cualesquiera sea la razón que se le ocurra a Uribe y Santos para motivarlos, aunque usen estas con la prensa y la opinión pública: las motivaciones morales por las que uno puede tomar las armas –tanto de un lado como del otro del conflicto- quedaban relegadas a un segundo plano en el Ejército. Gracias a Uribe y su doctrina liberal –que bebe de los pensamientos de Franklin- ahora el fin de la lucha era el dinero.

Y pasó lo que pasa en estos casos: el corrompido –moral y económicamente- Ejército colombiano, viendo el dinero como un fin, hizo lo posible para procurárselo a toda costa. La finalidad de su lucha ya no era moral: era económica. Y se pusieron manos a la obra.

Si por cada guerrillero muerto cobraban una cierta cantidad de dinero, y el dinero es gracias al liberalismo económico un objetivo de vida, muchos altos cargos, oficiales y soldados se dedicaron a asesinar campesinos, trabajadores o jóvenes desempleados sin ninguna vinculación con la guerrilla, disfrazándolos después de luchadores farianos o elenos para exhibirlos a la prensa y cobrar las recompensas que, al estilo Far West, el gobierno ofrece por cabeza.

Parafraseando a Weber, el Ejército aprendió que “basta la apariencia, cuando cumple el mismo servicio”: no es necesario que sean verdaderamente guerrilleros, basta que lo parezcan, ya que el fin se que persigue es el dinero y de esa manera se obtiene.

Unas 1.400 personas han sido asesinadas por el Ejército de esta manera en años recientes. La propia Fiscalía General del Estado admite casi 1.200 casos, denuncia Movice. Estos asesinatos extrajudiciales se han denominado ‘falsos positivos’ y el escándalo ha producido varias renuncias en el Ejército.

El ejecutivo neogranadino se ha mostrado “escandalizado” y “horrorizado” por estos casos. Pero las máximas de Franklin siguen intactas. Y con ellas, los ‘falsos positivos’.

El gobierno de Uribe aplica esa lógica capitalista a todo lo que hace, y gran parte de la sociedad colombiana se ha contagiado.

En otras esferas de la sociedad se observa idéntico comportamiento, aunque sus efectos no sean tan obvios ni tan monstruosos como los llamados ‘falsos positivos’.

Por ejemplo, muchos doctores estudiaron medicina ya no para salvar vidas, si no para obtener un puesto en una clínica privada y ganar mucho dinero; muchos periodistas ya no se preocupan por informar verazmente, investigar o indagar, si no en complacer al dueño del medio y así ganar mucho dinero; etc.

No importa que alguien esté enfermo de algo, basta que lo parezca y así venderle un tratamiento carísimo; no importa que una noticia sea verdadera, basta que lo parezca y así tener una gran exclusiva y cobrar en consecuencia, etc.

El viernes 6 de marzo cientos de miles de colombianos marcharán en todo el país contra los ‘falsos positivos’, claras prácticas de terrorismo de Estado.

Indirectamente, quizá instintivamente, quizá inconscientemente, la marcha también será en contra de esa lógica capitalista que pone el dinero como un fin último y no como un medio, con las consecuencias que sufre la humanidad entera desde hace siglos.
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NOTAS:
(1)- Necessary Hints to Those That Would Be Rich, 1736.
(2)- Ed. Alianza Editorial, 2001, páginas 57-62.