domingo, junio 26, 2011

Prohibido criticar... hasta que Globovisión "nos dé su permiso"

Uno de los "efectos colaterales" que tiene la estigmatización o la prohibición de la autocrítica es el de dejar la iniciativa a la derecha más disociada, para que explote un tema cualquiera a su conveniencia.

Mirémoslo con un ejemplo:

Si hace unos meses alguno de los hoy defenestrados por el oficialismo como "radicales que le hacen el juego a la oposición" hubiera cometido el imperdonable pecado de señalar que en muchas cárceles venezolanas los presos reciben armas y drogas del exterior con la connivencia de las autoridades carcelarias, habría sido descalificado, insultado, y/o botado por los justificadores de oficio, jalabolas y conformistas que pululan en gran número dentro de nuestro proceso Revolucionario.

Normalmente esas críticas son atajadas antes de que se produzcan, señalando que "no es el momento" (ya sea por unas elecciones, por otras elecciones, por la conformación de algún organismo, Misión social...) o con ayuda del típico chantaje de "eso es darle armas a la oposición, ¿y tú no quieres que vuelvan, verdad?". Si alguien no cede a esas manipulaciones, entonces probará probablemente la descalificación, el amedrentamiento o, en casos extremos, hasta el despido.

Sin embargo, y a pesar del silencio al que es sometido el tema en cuestión, un día esa situación que negamos "por no hacerle daño a la Revolución y a Chávez", explota y evidentemente Globovisión, El Nacional y todo el fascismo mediático nacional aprovecha para montar un show, exagerar, dramatizar y hacer su periodismo de alcantarillas.

Entonces nos escandalizamos con esos fachos (como si no los conociéramos ya) y exigimos a Conatel que los cierre, los sancione, etc., etc., etc., cosa que por cierto nunca sucede (y menos va a suceder ahora que estamos en una onda de 'distensión electoral').

Y es ahí, justo ahí, después de que la derecha se regodea en una orgía de manipulación y periodismo rastrero, cuando se acciona un mecanismo surrealista que autoriza (¡ahora sí!), y siempre de manera oficial(ista), una cierta autocrítica, bajo estricto control de los voceros elegidos para el caso. Es entonces cuando, en el ejemplo de las cárceles, los organismos oficiales inician una investigación para ver cómo es que los malandros del Rodeo II tienen un arsenal como para iniciar una guerra civil y drogas como para ganar todas las pruebas de atletismo en unos juegos olímpicos. Lo mismo que podríamos haber hecho hace meses, sin tanto daño político, de haber podido enfrentar el problema desde la autocrítica.

Es decir, hace falta que un problema engorde y engorde, hasta que explote, y aparezca Globovisión para manipularlo y sacar provecho, para que entonces se permita 'una cierta autocrítica' y se admita un problema real (como es el caso de las cárceles) que sí venía ocurriendo (otros muchos Globovisión directamente los inventa, como bien sabemos).

Y no estamos en Corea del Norte. Querer ocultar las cosas ignorándolas en nuestros medios no funciona, porque además del Sistema Nacional de Medios Públicos hay otros 829.583 medios dispuestos a tomar eso mismo que ocultamos y presentarlo manipulado, distorsionado, exagerado hasta el vómito, según sus intereses políticos.

¿No sería más lógico permitir el ejercicio de la autocrítica sana dentro de la Revolución, en lugar de estigmatizarla o prohibirla, en lugar de tener que esperar a que Globovisión "nos dé su permiso"? ¿Qué da más argumentos a la oposición: un problema detectado, admitido y corregido por nosotros mismos, o un problema ocultado, engordado y una vez fuera de control, aprovechado y manipulado por ellos a su antojo?

No podemos culpar a los medios escuálidos por hacer una manipulación vergonzante y pútrida de cualquier situación problemática que surja en el país, del mismo modo que no podemos culpar a un tiburón blanco por comerse un tierno bebé foca: es su naturaleza, depredadora, salvaje y brutal. Pero tal vez sí pudiéramos evitar ponerles el bebé foca entre sus dientes, ¿no creen?

miércoles, junio 08, 2011

Justificaciones contradictorias y contradicciones justificadas

El argumento favorito para justificar la entrega de Joaquín Pérez Becerra a Colombia, y la captura de Julián Conrado para que corra parecida suerte, es que estamos en un momento clave coyuntural y que debemos evitar provocar al Imperio. Sin embargo, a simple vista se observan varias contradicciones en ese argumento.


Primera contradicción. Ya que Colombia tiene bases gringas, debemos evitar dar una excusa a Estados Unidos para que haga uso de ellas contra nosotros y nos invada, explican quienes justifican. Por eso entregamos a Pérez Becerra, por eso capturamos a Julián Conrado. Ese es el argumento oficial (en las pocas ocasiones en que se intenta explicar algo al respecto, y casi nunca desde una vocería oficial), es decir “evitar caer en provocaciones”.

Sin embargo, en medio de esta delicadísima coyuntura en la que debemos caminar con pasos cuidadosos sobre un terreno minado, cuando EEUU sancionó a PDVSA, los mismos que hablan de 'precaución', 'cabeza fría', 'responsabilidad', 'estadismo', salieron a las calles a gritar "Imperio maldito asesino, mámame el...” etc. Posición que comparto plenamente, pero que choca flagrantemente con el argumento predilecto que 'justifica' los casos Pérez Becerra y Conrado.


¿Debemos evitar dar excusas a EEUU ya que está esperando una justificación para invadirnos? Entonces, ¿por qué no suspendemos la venta de combustible a Irán? ¿Contestarles airadamente “yo le vendo gasolina a quien me da la gana” no es darles una excusa (más siendo Irán según ellos algo igual o peor que las FARC)? ¿No es provocarlos? ¿Por qué cedemos en unos casos, dizque “por precaución” y en otros actuamos de la manera airada y digna que nos ha hecho merecidamente conocidos en el continente y en el mundo?

La segunda contradicción es caer en el discurso según el cual el interés de EEUU no parece ser nuestro petróleo, sino nuestra relación (real o ficticia) con las FARC. Es decir, si facilitamos la derrota y desaparición de las FARC, según la teoría de las justificaciones, debemos entender que EEUU se olvidará de nuestro petróleo, ya que no tendrá excusa para venir a buscarlo.


¿En serio hay alguien que se crea eso? Porque pareciera ser que sí.

El Imperio no actúa según justificaciones, sino según sus necesidades. Cuando necesite nuestro petróleo, no duden que vendrán a buscarlo. Con o sin motivo real. Se inventarán uno como hicieron en Irak, Afganistán, Libia... y más nada.


Y acá entramos en la tercera contradicción. Si nos estamos deshaciendo de las FARC y prácticamente le estamos declarando la guerra (no militar, pero la guerra al fin y al cabo) para evitar una invasión que no evitaremos de esa manera -porque si los gringos nos quieren invadir lo harán y punto- nos estamos quedando sin un aliado ante dicha invasión.

No voy a ser yo quien defienda o justifique a las FARC. No comparto muchos de sus métodos (como el secuestro) y dudo que puedan alcanzar el poder por esa vía armada. Tampoco puedo criticarlos por ello: entregar las armas al Estado colombiano es sinónimo de ser exterminado, como la historia del hermano país ha venido demostrando -y lo sigue haciendo- hoy día.


Pero de algo no tengo duda: si los gringos nos invadieran -y repito que la excusa que usen es lo de menos: cuando necesiten hacerlo lo harán- los primeros que saldrían a enfrentarlos junto a nosotros, serían las FARC. Esa guerrilla, con sus aciertos y errores, se echaría las armas al hombro una vez más, sin titubear, para fajarse en la defensa de la Patria de Bolívar, con su experiencia de combate de décadas. Nuestros aliados regionales -Brasil, Ecuador, Argentina, etc.- con todo el respeto y cariño que les pueda tener no pasarían de encendidos comunicados de condena, de llamados a la ONU, de expulsión de embajadores... pero hasta ahí.

Me preocupa que en nuestros intentos por evitar una invasión, le estemos allanando el terreno a los invasores.