sábado, julio 21, 2012

Paul Dirac sobre religión

Curioseando sobre temas científicos, me encontré esta anécdota que cuenta Werner Heisenberg en su libro Physics and Beyond: Encounters and Conversation de 1971, donde narra la visión del también científico Paul Dirac sobre la religión. Como ese fragmento del libro sólo lo pude encontrar en inglés, me molesté -con ayuda de un traductor en línea- de traducirlo, porque creo que merece la pena compartirlo:
 
Heisenberg cita en dicho libro una conversación entre los jóvenes participantes en la Conferencia de Solvay en 1927, sobre los puntos de vista sobre la religión de Einstein y de Planck. Wolfgang Pauli, Heisenberg y Dirac tomaron parte en ella. La contribución de Dirac fue una crítica de la finalidad política de la religión, que fue muy apreciada por su lucidez por Niels Bohr cuando Heisenberg se la comentó más tarde. Entre otras cosas, Dirac, dijo:
No puedo entender por qué nos molestamos en discutir sobre religión. Si somos honestos -y los científicos tenemos que serlo- debemos admitir que la religión es una mezcla de afirmaciones falsas, sin base en la realidad. La misma idea de Dios es un producto de la imaginación humana. Es muy comprensible que los pueblos primitivos, que estaban mucho más expuestos a la irresistible fuerza de la naturaleza de lo que lo estamos hoy en día, personificaran estas fuerzas con miedo y temblando. Pero hoy en día, cuando entendemos tantos procesos naturales, no tenemos necesidad de este tipo de soluciones.

Por mi vida que no veo cómo el postulado de un Dios Todopoderoso nos es útil de alguna manera. Lo que veo es que esta suposición conduce a preguntas tan improductivas como el por qué Dios permite tanta miseria e injusticia, la explotación de los pobres por los ricos y todos esos otros horrores que Él podría haber evitado. Si la religión todavía es propagada, no es en absoluto debido a que sus ideas nos convenzan, sino simplemente a que algunos de nosotros queremos mantener a las clases más desfavorecidas tranquilas. Las personas tranquilas son mucho más fáciles de gobernar que las alborotados e insatisfechas. También son mucho más fáciles de explotar. La religión es una especie de opio, que permite a un país adormecerse a sí mismo en ensoñaciones y así olvidar las injusticias que se cometen contra el pueblo. De ahí la estrecha alianza entre esas dos grandes fuerzas políticas, el Estado y la Iglesia. Ambas necesitan la ilusión de un bondadoso Dios que recompensa -en el cielo si no en la tierra- a todos los que no se han levantado contra la injusticia, y que han cumplido con su papel en silencio y sin quejarse. Es precisamente por esto que la afirmación sincera de que Dios es un mero producto de la imaginación humana es calificada como el peor de los pecados mortales.
Heisenberg culmina la anécdota diciendo que en ese momento él mismo no contradijo a Dirac, pero que Pauli, que inicialmente permaneció callado, finalmente ante la insistencia de los demás por saber su opinión como católico, dijo: "Bueno, nuestro amigo de Dirac tiene una religión y su principio rector es 'No hay Dios y Paul Dirac es Su profeta." Todo el mundo, incluido Dirac, se echaron a reír.

Dejando de lado la divertida anécdota final, este párrafo demuestra que Dirac no sólo era brillante como científico, sino también como filósofo y ser humano.