lunes, junio 08, 2009

Perú y la democracia de las transnacionales

Hoy, en una entrevista en ViVe, una integrante de la Casa de Amistad bolivariana Perú-Venezuela, recomendó una página para seguir los sucesos recientes en Bagua, Perú, donde un número por ahora indeterminado de pobladores originarios amazónicos -entre 50 y 100- fueron asesinados por la represión ordenada desde el gobierno de Alan García. También unos 6 ó 7 policías murieron en el desigual enfrentamiento.

Los indígenas protestan por la aplicación de los Tratados de Libre Comercio (TLC) que supondrían la explotación de los recursos minerales y petroleros de la selva. Aunque legalmente el gobierno debía consultar con las comunidades locales la aplicación o no de estos tratados y explotación, no consultó ni superficialmente ni en profundidad, si no que se limitó a no hacerlo. Y punto. ¿Qué neoliberal que se precie se reúne con indígenas?

Encima, según explica la periodista peruana Pilar Roca, el gobierno se vale de una estratagema tan sucia y rastrera que sería cómica de no ser trágica: el Estado peruano garantiza a los pueblos originarios sus derechos sobre el suelo.... más no sobre el subsuelo. De esa manera, se arrogan el derecho de pisotear ese suelo, arrasarlo y contaminarlo para poder llegar al subsuelo, pero eso sí, ese suelo (o lo que quede de él) sigue siendo de las etnias amazónicas que lo habitan. Qué descaro.

Además, Alan García se dedicó a echarle la culpa a "potencias petroleras" (y no, no se refiere a Irán, Arabia Saudita, Rusia, Argelia o México, no, adivinen a cuál) y las cuñas televisivas de la televisión peruana -que es tan clasista, fascista, amarillista y vomitiva que uno echa de menos RCTV cuando la ve- se dedica a mostrar a los indígenas como 400 mil salvajes agresivos que quieren que el resto de los 28 millones de peruanos sigan sumidos en la pobreza, como si no supiéramos quiénes son los responsables de esa pobreza (Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García tienen una cosa en común: los tres son neoliberales y han gobernado uno tras otro desde 1990, sin contar el primer término de García, en 1985).

La web que recomendaron en ViVe, trae una serie de fotos realmente indignantes para aquellos que crean que una imagen vale más que mil palabras. Muchas son de extrema crudeza, quedan avisados.

Así es la democracia de las transnacionales y cómo manejan la disidencia y la oposición. Llama la atención que un gobierno como el de García, que en un par de días ha masacrado a decenas de personas, es mucho más cercano a lo que la oposición venezolana considera debe ser un gobierno serio y responsable.

En el caso del Perú, en un par de años lo sabremos si la brutalidad de este Estado en continua venta, controlado por Repsol, Perenco y otras transnacionales, suponga el despertar de pueblo peruano, como la Guerra del Agua y del Gas lo fue para el de Bolivia.

jueves, junio 04, 2009

El Mundo cede espacios al narcoparamilitarismo colombiano

Ya se veía venir. Las Crónicas desde Latinoamérica -sección dedicada a este continente por el diario español El Mundo- se han ido convirtiendo paulatinamente en un espacio tan ultraderechista que en comparación Fox News parece el portavoz oficial del Partido Comunista Cubano.

Hoy la columnista Salud Hernández-Mora sobrepasó los límites del mal gusto y la falta de ética periodística. Su reportaje De cómo Hugo Chávez inventó un golpe de Estado es un compendio de todo lo que un comunicador social NO debe hacer.

En su delirante texto, Hernández-Mora acusa a Chávez de haber organizado un complot falso contra sí mismo en 2004, contactando paramilitares colombianos a través de miembros de la inteligencia venezolana, para hacerles creer que querían tumbar al presidente venezolano y después, una vez en Venezuela, descubrirlos y denunciar el intento magnicida contra él, sacando ventaja política.

Todo basado en el caso de la finca Daktari -a la que ni menciona- cuando alrededor de un centenar de paramilitares colombianos fue descubierto en Venezuela, entrenándose para instalar un grupo irregular permanente en el país e incluso asesinar al presidente, hace cinco años. Pero la insalubre Salud le da una vuelta de tuerca a su conveniencia, cambiando víctimas por victimarios.

¿Las pruebas? Ninguna. ¿De dónde sacó la historia? De 'Pedro Fronteras', un paramilitar encarcelado por dos mil crímenes confesos y en espera de juicio por otros tantos, según escribe la propia Hernández-Mora. Él explica, él recuerda, él acusa, él señala a militares y congresista venezolanos de los que no da descripción ni mucho menos nombre, ¡ni siquiera el del supuesto congresista! ¿Tan difícil es recordar qué congresista te ofreció un millón de dólares por tumbar a Chávez? Supongo que un congresista ofreciéndote en persona esa suma es algo difícil de olvidar, ¿verdad? Y Salud escucha atentamente y escribe todo como si fueran verdades indudables, afanándose de haber conseguido "desvelar el misterio", en sus propias palabras.

Peor aún. Ni el mismísmio 'Pedro Fronteras' acusa a Chávez, pero para eso está la autora, que no satisfecha con ceder su espacio y dar credibilidad a las afirmaciones sin sustento del responsable confeso de dos mil asesinatos, lleva más allá su falta de ética al responsabilizar del imaginativo plan directamente al presidente venezolano.

El caso de Salud Hernández-Mora es sintomático, su admiración por los paramilitares de machete y motosierra, responsables de los crímenes más atroces que ha vivido Colombia en los últimos 50 años -asesinatos y amputaciones con sierra mecánica, violación y asesinato de menores y mujeres embarazadas, concursos de quién desmembra más rápido, ingesta de sangre de víctimas con fines rituales, etc- es de sobra conocido aunque (muy mal) disimulado. Entrevistó un par de veces y hasta prologó la biografía del jefe supremo de esa jauría de asesinos, Carlos Castaño, de cuya foto más conocida es orgullosa autora (no podía faltar en su reportaje).

¿Cómo se sentiría El Mundo y la opinión pública española si la prensa venezolana publicara que las bombas en los trenes el 11 de marzo de 2004 fueron una astuta estratagema del Rey Juan Carlos I para reafianzar la monarquía basándose en la necesidad de estar unidos frente al terrorismo?

Dudo que El Mundo tenga ese tipo de consideraciones. De tenerlas, no cedería la columna, dispuesta supuestamente para que sus lectores conozcan los procesos que se llevan adelante en un continente que está viviendo un momento verdaderamente histórico, a las acusaciones sin fundamento de un asesino con miles de cadáveres a cuestas.

Sólo espero que las y los lectores que sufren a diario estas manipulaciones bañadas en sangre y aceite de motosierra tarde o temprano se den cuenta de quiénes están detrás de sus fuentes de 'información', si no lo han hecho ya.