En aquella ocasión, el párrafo que mencioné, extraido de su imprescindible Pedagogía del Oprimido, describe a los escuálidos con un nivel de detalle pasmoso para haber sido escrito hace 40 años. Hoy, el párrafo que selecciono - de esa misma obra- pareciera ir dirigido a aquellos conformistas, esos burócratas y esos jalabolas que temen cualquier crítica, especialmente aquella que nace desde dentro de quienes apoyamos este bello camino de liberación conocido como la Revolución Bolivariana.
Este es el texto:
La verdadera revolución, tarde o temprano, debe instaurar el diálogo valeroso con las masas. Su legitimidad radica en el diálogo con ellas, y no en el engaño ni en la mentira.Pareciera como si de alguna manera mágica Paulo Freire no sólo hubiera conocido a los escuálidos, sino a más de uno de nuestros burócratas, conformistas y jalabolas, ¿verdad?
La verdadera revolución no puede temer a las masas, a su expresividad, a su participación efectiva en el poder. No puede negarlas. No puede dejar de rendirles cuenta. De hablar de sus aciertos, de sus errores, de sus equívocos, de sus dificultades.
Nuestra convicción es aquella que dice que cuanto más pronto se inicie el diálogo, más revolución será.
Este diálogo, como exigencia radical de la revolución, responde a otra exigencia radical, que es la de concebir a los hombres como seres que no pueden ser al margen de la comunicación, puesto que son comunicación en sí. Obstaculizar la comunicación equivale a transformar a los hombres en objetos, y esto es tarea y objetivo de los opresores, no de los revolucionarios.
1 comentario:
¿por qué has cambiado tres veces el final de tu blog?
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