Todos pudimos ver -puesto que fue mediante una brutal y castrocomunista cadena- cómo los representantes de los estudiantes que marcharon durante las dos últimas semanas por RCTV, tuvieron ayer jueves la oportunidad de exponer sus propuestas, críticas y demandas en la Asamblea Nacional y, sin embargo, no la aprovecharon.
Leyeron su manifiesto e hicieron su efectista pero nada efectivo strip-tease, escucharon una de las intervenciones de los estudiantes de ideología bolivariana, y se excusaron de no seguir el debate porque, según ellos, la Asamblea no era el sitio idóneo para debatir, si no la calle. Entonces, se
retiraron llevando a cabo lo que en jerga teatral se llama un
mutis por el foro.
He intentado analizar esa actitud y se me han venido varios pensamientos a la cabeza:
Falta de argumentos. Como se ha señalado en alguno de
los discursos que pronunciaron los estudiantes bolivarianos, y en
algunos blogs, la persona que tiene argumentos para debatir, debate en cualquier circunstancia y lugar. La persona que verdaderamente cree en lo que defiende, se crece ante la adversidad, y si está rodeado de un ambiente hostil o contrario a su modo de pensar, es cuando mejor argumenta. Apuesto lo que sea a que
Héctor,
Andreína o cualquiera de los estudiantes que hablaron después de la desbandada estudiantil opositora, habrían sido dignos partícipes en un debate organizado en la casa de Marcel Granier, rodeados de todos los accionistas y trabajadores de RCTV. Y seguro que lo habrían ganado.
Arrogancia. La actitud de los estudiantes, al negar la validez de la Asamblea como lugar para el debate, fue de una profunda arrogancia. Una arrogancia no dirigida hacia los miembros de la Asamblea, el gobierno o sus partidarios: si no una altiva arrogancia arrojada a las caras de todos los venezolanos que quisieran conocer su mensaje. Imagínense la cara de un habitante del interior venezolano, bien lejos de una zona urbana o una universidad privada, ante la oportunidad de conocer el mensaje de esos estudiantes que llevan dos semanas protestando, y que llegado el momento les espetan: "no, ahorita no, el lugar para debatir es en las universidades". Por esta arrogancia de malcriado, se privaron de hacer llegar su mensaje a lugares a los que los estudiantes de centros privados no llegan pero la televisión sí, y probables receptores de su mensaje se habrán sentido ofendidos por su desplante, desplante que no fue a la Asamblea, insisto: fue a todos los venezolanos que quisieran escuchar la propuesta que se supone tenían por ofrecer.
Error en el "público" objetivo. Si dividimos a los venezolanos, políticamente hablando, en cuatro grupos, tendremos a venezolanos que siguen al gobierno revolucionario a como dé lugar, otros que razonan el apoyo que le brindan, venezolanos que argumentan el por qué lo adversan, y finalmente quienes lo adversan a como dé lugar. Por muchas franelas rojas que se sacaran los estudiantes, ningún partidario del proceso iba a cambiar de parecer por un gesto tan infantil y vacío de contenido. Pero más importante, opositores que argumentan de forma razonada contra el gobierno bolivariano... ¡tampoco! La estrategia opositora ha sido la de siempre: dirigirse a su público más fiel, el que sigue a
Globovisión allá donde éste indique, despreciando la nada desdeñable masa opositora que busca una alternativa que merezca la pena apoyar. En lugar de atraer a potenciales activistas opositores con una propuesta novedosa, argumentada y adulta ¡los espantaron con su inmadurez! No hay más que darse una vuelta por algunos
blogs opositores, para refrendar lo que expongo.
Marketing en lugar de política. La sociedad venezolana se ha politizado enormemente en todos estos años. Es normal escuchar a gente de todos los niveles culturales argumentar y debatir sobre las plusvalías, Adam Smith, Marx, el liberalismo, el socialismo: política al fin y al cabo. Negar esta realidad es estar ciego. Y enfrentarla con estrategias basadas en esa ceguera, un suicidio. La táctica de hacerse pasar por un movimiento "no político" como supuesta prueba de frescura y honestidad puede servir en países donde el liberalismo (que es básicamente la sustitución de las ideologías por el mercado) reina plácidamente: nunca en Venezuela.
Otpor, la experiencia serbia del año 2000 de la que espero escribir algo pronto, no es trasladable a la Venezuela actual, por innumerables motivos. Además, lo de las franelas
ya lo habíamos visto: durante la campaña electoral del 2006, y si no les funcionó entonces, ¿por qué iba a hacerlo ahora?
Repetición de "eslóganes" huecos. No sé si la
performance del jueves fue o no diseñada por cierta
empresa publicitaria, pero desde luego que lo parece. Otra vez se dirigen a su público más fiel: y limitarte a "tu" público cuando eres minoría es un error básico. En estas dos semanas los estudiantes opositores se han agarrado a una desesperada defensa de cuestiones que todos apoyamos, pero que no todos creemos que estén en peligro. He ahí la clave.
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Hermosos conceptos como "libertad", "libertad de expresión", "derechos civiles" (por cierto, Martin Luther King se debe de estar removiendo en su tumba al ver cómo son manipulados estos conceptos por los que vivió y murió) son enarbolados por estos estudiantes, como anzuelo para atraer partidarios, porque ¿quién no quiere que esos derechos se respeten? El punto es otro... ¿
realmente estos derechos no se están respetando? Es como si este sector del estudiantado, para abanderar sus luchas, se abrazara a lemas del tipo "Estudiantes contra el racismo" o "Estudiantes por la defensa de las ballenas". Todo el mundo instintivamente apoyaría esas causas, porque son muy nobles, pero al poco se preguntarían: "Un momento, ¿es que acaso este gobierno promueve el racismo o la caza de ballenas?". Al no encontrar respuesta afirmativa a estos interrogantes, los que empezaron siguiendo estos lemas se retirarían, al ver lo absurdo y hueco de los mismos, en un contexto en el que carecen de todo sentido.
Excusas infantiles. Como dije antes, las condiciones para el debate están dadas siempre que haya convicciones y argumentos. El hecho de que el evento en la Asamblea fuera transmitido en cadena nacional era el mejor garante de que no habría trampa posible: cualquier intento de las autoridades de la Asamblea por retirarles la palabra, censurarlos o reducirles su tiempo de exposición hubiera quedado en evidencia ante todo el país. Por otro lado, según las
globotesis, los miembros de la Asamblea son chaburros tarados y los estudiantes bolivarianos también. ¿No era según su propio punto de vista una ocasión única para mostrar a toda Venezuela la "ignorancia y oscurantismo chavista" frente al "conocimiento y clarividencia opositor", transmitido en directo por todos los canales de TV y frecuencias de radio?
Oportunidad Histórica. Oportunidad histórica la que desperdiciaron con su estampida. Estaría bien que los estudiantes venezolanos que se manifiestan desde hace dos semanas hablaran con los estudiantes colombianos que se manifiestan contra la privatización universitaria en el hermano país, desde hace meses. Quizá comparando la "represión" de aquí con la
Represión de allá, la "libertad" de allá con la Libertad de aquí, empezaran a apreciar las oportunidades que ofrece el gobierno bolivariano a los estudiantes venezolanos, en contraposición a las que les niega el
paragabinete de Álvaro Uribe a los colombianos.
¿Y ahora qué? ¿Cuál será su estrategia a seguir después de ese himno a la autocensura? ¿Solicitar una entrevista con Hugo Chávez y cuando les sea concedida limitarse a sentarse enfrente de él con tirro en la boca mientras se desvisten en cadena nacional otra vez? ¿
Pararse frente a los conductores cuando los semáforos estén en rojo? ¿Así piensan paralizar el país o mover conciencias? Muchos estudiantes que los apoyaron durante estos días se habrán sentido frustrados y defraudados ante el ridículo
show del jueves. Los estudiantes que dudaban si apoyar o no las movilizaciones preferirán ahora acudir a clases de
gym-jazz o arameo clásico en su tiempo libre, que son mucho más provechosas para ellos y para el país que el triste espectáculo ofrecido por sus dizque "representantes".
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Una mezcla de arrogancia, errores de estrategia, tácticas de marketing tan ineficaces como el "Atrévete" Rosalino que ya nadie recuerda, ausencia de argumentos para el debate, excusas infantiles, repeticiones mántricas sin contenido y desprecio de oportunidades inmejorables para dar a conocer sus propuestas, es lo que este movimiento estudiantil opositor (que no representa a todos los estudiantes, ni siquiera a todos los estudiantes de oposición) ofreció este jueves, como "broche de oro" (sic) a sus dos semanas de movilización. Desde el terrible
suicidio en masa de Guyana no se veía una inmolación colectiva tan devastadora y sin sentido.
Mientras tanto, la mayoría de venezolanos (oficialistas u opositores) sigue esperando que llegue la dirigencia opositora que Venezuela necesita.