jueves, julio 24, 2008

Tres llavecitas mágicas...

Hacía tres años de mi -hasta ahorita- única visita a Vallegrande, Bolivia, en 2005. Para entonces, los restos del Che Guevara, Coco Peredo, Tania, Ñato, Juan Pablo Chang, Joaquín y así hasta una veintena de miembros del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia habían sido descubiertos.

Aunque fueron llevados a Cuba casi de inmediato, entre 1997 y 1998, en el lugar del hallazgo se hicieron unos monumentos funerarios. A pesar de que ya no hubiera cuerpos allí, los había habido durante alrededor de 30 años.

En 2005 los monumentos estaban a medio construir; en particular el del Che Guevara y seis de sus compañeros (los 21 cuerpos fueron enterrados en tres lugares distintos) era una estructura de ladrillos sin ningún encanto más que el significado del lugar.

El jardín donde había descansado Tania y otros once guerrilleros sí estaba listo, y es uno de los lugares más especiales que he conocido, como ya he contado en otra ocasión.

De nuevo en Bolivia, consideré "visita obligada" el pasar por Vallegrande, y eso hice.

¡Cuál sería mi decepción al enterarme que ahora esos lugares sólo pueden visitarse acompañado por un guía turístico! Algo que comprendo, no en vano Vallegrande es una zona rural bastante pobre, y es lógico que los lugareños deseen que el turismo traiga un beneficio más que a dueños de hoteles y restaurantes.

Pero como últimamente me he vuelto muy empecinado, pedí que hicieran una excepción y me dejaran ir por mi cuenta: ya conocía el lugar, la historia y un guía me resultaría redundante. Además de que los lugares -el de Che y Tania- merecen ser visitados a solas. Yo pagaría a la asociación de guías de todos modos, aunque no viniera nadie conmigo. No esperaba que aceptaran, me habían dicho que era un tema de seguridad y conservación, pero debo ser bastante convincente, porque finalmente me dieron estas tres llavecitas mágicas y yo me fui a revisitar estos dos lugares con una sonrisa bien ancha.

El aporte de Cuba para el mausoleo del Che ha sido espectacular. Al entrar, no pude evitar una exclamación de asombro. Realmente se nota que quienes diseñaron y realizaron el interior del mausoleo tienen un inmenso amor por quienes allí reposaron. No les cuento cómo es por dentro para no arruinarles su posible visita...

Mi lugar favorito sigue siendo el mausoleo de Tania, aunque lamentablemente la lluvia y otras inclemencias del tiempo hayan dañado el excelente mural del Mono Saavedra. Quienes lo restauraron, en mi opinión, no estuvieron a la altura del original.

Y después de sentarme durante un par de horas, y reflexionar sobre la lucha de esos hombres y mujeres que dieron su vida por un mundo más justo, retorné las llaves mágicas y continué con mi viaje...

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