Ese día, el presidente boliviano Evo Morales iba a hacer entrega en esta ciudad de ambulancias y otros beneficios para la población campesina de la zona, pero el Comité Cívico (nunca hicieron peor uso de ese nombre) y algunos universitarios (nunca mancillaron más una casa de estudios) no estaban dispuestos a permitir semejante afrenta a su superioridad como raza, de modo que acorralaron a las fuerzas del Estado (menuda 'dictadura' la de Evo) que estaban allí para garantizar la seguridad de los presentes en el acto, y una vez conseguido esto, se lanzaron a perseguir a los partidarios de Morales con la excusa de... de que... bueno, de.... o sea... Ok, ok, sin excusa: para eso son fascistas, para no necesitar excusa.
Después de apedrearlos, sitiarlos donde se habían refugiado y amenazar con quemar el lugar, golpearlos, escupirlos y enseñarles otras formas superiores de democracia tal como ellos la entienden, como gran final los hicieron desfilar hasta el centro de la ciudad, semidesnudos, los obligaron a quemar sus banderas (Movimiento Al Socialismo, la wiphala de los pueblos indígenas...), a gritar que amaban a Sucre, a desfilar arrodillados, a pedir perdón por creer en lo que creen, etc.
Con los campesinos de rodillas y humillados, los perpetradores de esta barbarie cantaron el himno, orgullosos de lo que estaban haciendo. Todo esto en presencia de cientos de testigos, a plena luz del día, y con cámaras de televisión por todas partes. ¿Qué no harían en la seguridad de no ser vistos?
Este es, por cierto, el tipo de gente con la que se juntó Yongo, estudiante ejemplar donde los haya, para un conversatorio-aquelarre sobre dizque democracia. Corrijo: Yon Goicoechea se reunió con los del Comité Cívico de Santa Cruz, que son peores que los del de Sucre (aunque todavía no han tenido la oportunidad de demostrarlo en toda su extensión... a lo mejor el 10 de agosto se deciden).
César Brie, del Teatro de los Andes, hizo un documental sobre estos hechos y por ese motivo se ha convertido en una persona nada grata para el Comité Cívico sucreño, que lo acusa de haber hecho el documental para desprestigiar a Sucre.
Es como si a usted lo agarran in fragranti pateando a un campesino en la calle, insultándolo sin motivo, humillándolo y cuando alguien lo graba en acción y después lo muestra, usted se defiende diciendo que la grabación está hecha "para desprestigiarlo". ¿No será que usted se despretigió solito, más bien?
El documental, Humillados y Ofendidos está disponible en Internet -sus autores no pretenden sacar dinero de esto, si no llevar a la reflexión a sus vecinos- y les recomiendo que no se pierdan estos cuartenta y pico minutos que les ayudará a entender Bolivia y el proceso de cambios que vive.
Aunque a algunos les duela (tanto el documental como el proceso).
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