La reacción de los nazis fue brutal: se asesinaría a 10 italianos por cada una de las bajas alemanas sufridas. La orden fue aprobada por el propio Adolf Hitler, que dio 24 horas para que se llevara a cabo.
Ante la incapacidad de dar con los responsables directos de la acción, las autoridades nazis decidieron ejecutar a los prisioneros comunistas o simpatizantes de la resistencia que estuvieran en su poder, tuvieran algo que ver con el ataque o no. También a los judíos, encerrados simplemente por el hecho de serlo.
Pasaban las horas y los heridos graves por la acción de la resistencia pasaron a engrosar la lista de fallecidos: 33 en total. Para cumplir las órdenes, los alemanes debían conseguir 330 personas a las que asesinar. Ni contando a todos los comunistas y judíos encarcelados se llegaba a esa cifra. Se procedió entonces a detener a algunos civiles bajo la simple acusación de algún vecino. O del humor del superior nazi de turno. Así hasta conseguir el número perseguido.
Una vez reunidos todos, fueron llevados a unas minas en desuso junto a la Via Ardeatina. Los ejecutores decidieron que 330 ejecuciones eran demasiadas para llevar a cabo con pelotones de fusilamiento: se decidió entonces ejecutarlos con un disparo en la nuca. Prisionero tras prisionero. Muchos de los soldados alemanes tuvieron que emborracharse, con coñac llevado al lugar con ese propósito, para juntar valor y cumplir la orden.
Cuando ya habían ejecutado a 330 de los prisioneros se dieron cuenta de que sobraban 5: se habían equivocado al contar y habían llevado a más personas de las necesarias. Ya que estaban, los ejecutaron también. Durante un día de carnicería, el 24 de marzo de 1944, los nazis arrebataron la vida de 335 personas a sangre fría y en represalia por un ataque que ninguno de ellos había llevado a cabo.
La operación fue realizada con la máxima discreción posible y los cadáveres fueron enterrados allí mismo, bajo toneladas de roca. Sólo después de la derrota nazi, unos meses más tarde, se supo con detalle de lo ocurrido, se excavó la fosa común y tiempo después se realizó un impresionante mausoleo en homenaje a las 335 víctimas, que todavía sigue allí, en las afueras de Roma. Tuve la oportunidad de visitarlo hace unos años, y es uno de los lugares más solemnemente conmovedores que he visitado nunca.
En cada tumba se observa el nombre de la víctima y un número: 1, 2, 3... así hasta 335 (Foto: Okrim).
Los principales responsables y ejecutores de la matanza, Herbert Kappler y Erich Priebke, salieron relativamente impunes de la misma. Keppler pasó más de 30 años en la cárcel en Italia, pero consiguió fugarse y morir tranquilamente en su Alemania natal sin que las autoridades germanas actuaran en su contra. Priebke consiguió escapar a la Argentina, donde vivió durante casi 50 años hasta ser descubierto en 1994. Actualmente, debido a su edad (95 años), cumple un cómodo arresto domiciliario en Italia.
De la masacre de las Fosas Ardeatinas quedó para siempre en la memoria histórica el salvaje concepto de '10 muertos de los tuyos por cada uno de los míos', que es diez veces más duro y genocida que la famosa Ley del Talión, que dice "Ojo por ojo, diente por diente", es decir "uno por uno".
Volviendo al siglo XXI y revisando los datos de víctimas israelíes y palestinas desde el inicio de la -por ahora- última Intifada, compruebo que la relación entre unas y otras es similar: 5 palestinos por cada israelí. No es la única similitud.
La mayoría de las víctimas de la actual invasión a Gaza -que es tan invasión como la que sufrían los italianos- no tiene nada que ver con el lanzamiento de cohetes Qassam contra Israel. El bombardeo contra Gaza se lleva a cabo con la misma sangre fría y premeditación que la ejecución nazifascista de prisioneros judíos y comunistas. Nazis e israelíes afirmaban y afirman respectivamente que su objetivo es "dar una lección" a los "terroristas". Los perpretadores de la masacre de 1944 apenas pagaron por su crimen, como probablemente tampoco lo harán las autoridades del gobierno y ejército israelíes. Las similitudes abundan.
Pero también hay diferencias. Mientras que los nazis no asesinaron en esa fecha a ningún menor de 15 años, las fuerzas israelíes han acabado ya con la vida de varias decenas de niños y bebés. La ejecución nazi se realizó en secreto, mientras que la invasión israelí se realiza a la vista de todos. Y no son estas las diferencias más graves.
Si nos fijamos en la Intifada, como dije antes, la relación es de 5 palestinos muertos por cada israelí. Pero si nos centramos en estas dos últimas semanas en Gaza, en comparación la relación entre víctimas deja a la masacre nazi como un mordisco de lactante: hablamos a grosso modo de 100 palestinos muertos por cada israelí (casi un millar de víctimas contra una decena).
Sé que a muchas personas les incomoda este tipo de comparaciones. Entiendo que molesten, y hasta que duelan. Pero si a uno le molesta que lo comparen con un nazi, lo menos que puede hacer es dejar de comportarse como tal.
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(Fuente histórica principal para la Masacre Ardeatina: Ardeatine Massacre).
5 comentarios:
Interesante tu blog. me gusta y te he enlazado al mio para poder leerte con mas frecuencia...
saludos fraternos pero sobre todo palestinos...
un abrazo
Excelente post, el tema de Gaza da mucho que hablar... y no hay guerra, solo una miserable y cruel invasion.
Buena comparación... y buen post!
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Adolfo: Gracias por el comentario, pocas veces recibo visitas poéticas... ¿Será que la política y la poesía no coinciden a menudo en un mundo donde a la primera se le intenta arrebatar su poético sentido original, que es la manera de convivir entre humanos?
Ney: Cuánto tiempo, gracias por la visita y el comentario.
Tondo: Cuánto tiempo también, gracias por las fotos.
Lilith: Voy a borrar tu "comentario": no voy a calarme spam de "cómo hacer dinero" en mi blog, menos en una entrada como esta. Descarada.
Saludos a todos!
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