viernes, noviembre 10, 2006

Dios los cría y ellos se juntan

Llama la atención algunos paralelismos entre Jaime Mayor Oreja, que recientemente visitó Caracas, y aquellos (pocos) que lo recibieron con los brazos abiertos, como si se tratara del mismísimo Libertador. Si repasamos la trayectoria del político vasco y de (parte de) la oposición venezolana, notaremos algunas coincidencias muy divertidas.

En el 2001, Jaime Mayor Oreja fue "El Elegido" por José María Aznar para presentarse como candidato a lehendakari (presidente del gobierno autonómico vasco). La campaña fue todo lo sucia que pueda esperarse, y el acoso informativo en los medios, obsesionados con identificar al Partido Nacionalista Vasco (PNV) con el terrorismo de ETA o con cualquier problema no sólo de Euskadi sino de España, incansable. Se repitió con indecencia goebelssiana cualquier información que vinculara al PNV con el terrorismo, ejerciendo un manipulador paralelismo entre ambos, cuando lo cierto es que el PNV (un partido de derechas), si bien no era ni de lejos tan hostigado por ETA como el PP de Aznar, también sufría las consecuencias de su violencia. Hum... ¿Manipulación mediática? ¿Acoso desinformativo? ¿Les suena? ¿No se les hace parecido a ciertos medios de comunicación venezolanos? ¿Globovisión por ejemplo? A mí sí.

La campaña del PP y Mayor Oreja fue tan entusiasta como alejada de sus posibilidades reales. Se lanzaron las campanas al vuelo, se habló de que un cambio imparable y fresco venía con él para quedarse, que se acabaría el gobierno del PNV (que llevaba casi veinte años gobernando por aquel entonces), que el pueblo vasco se moría de ganas de ser gobernados por el representante de Aznar en la región, etc, etc, etc. ¿El resultado? Un fracaso rotundo: el PP sólo aumentó su representatividad en un (1) parlamentario, con un "aumento" del porcentaje de votos del 1,7 sobre las elecciones anteriores. El PNV, "el partido que iba camino de la derrota", aumentó sus representantes en el gobierno en número de seis (6) y su porcentaje de votos tuvo un impulso también del 6% respecto a los comicios de 1998. ¿Qué quedó de la "avalancha" del PP en Euskadi? Más bien nada. Hum... Un candidato que asegura que viene "arrasando", que es "indetenible", que todos lo aman, que se avecina un cambio total en el país y después, cuando llega la hora de la verdad, queda lejísimos del ganador y poco menos que hace el ridículo... ¿Les suena? ¿No se les hace parecido a alguien? ¿A un candidato de la oposición venezolana, Manuel Rosales por ejemplo? A mí sí.

Cuando se dieron los resultados, y aquí es justo otorgar a los paralelismos entre Mayor Oreja y sus anfitriones de Globovisión un menor grado de coincidencia, el PP no cantó "fraude" ni lanzó a sus seguidores a la calle. Admitieron de mala gana la victoria aplastante del PNV, disfrazaron su fallido intento de "éxito" (basándose en el aumento del número de votos para su opción) y esbozaron tímidamente a modo de justificación que los electores vascos tenían "miedo". Cierto es que la situación en Euskadi era muy dura -asesinatos, extorsión- para los críticos con ETA, pero el PNV se encuentra también entre esos críticos, y al final el pueblo vasco lo que expresó en las urnas fue miedo, sí: miedo a que los gobernara el PP. Tiempo después, en un parlamento vasco repleto de alianzas entre partidos, alianzas muy ajustadas, en las que cada voto contaba, el mismísimo día en que se votaban los presupuestos del País Vasco, nada más y nada menos que la asignación presupuestaria de los vascos... ¡Mayor Oreja llegó tarde a la votación! El PNV aceptó el regalo gustoso e inició la votación sin él, aprobándose así los presupuestos peneuvistas en una votación ajustadísima, que fue posible gracias a la ausencia del principal representante del PP en Euskadi! ¿Qué mejor cosa tenía que hacer Mayor Oreja esa mañana que defender los intereses de sus votantes? Lo ignoramos. Pero da que pensar. Hum... ¿Un candidato que promete y promete mil cosas en caso de ganar, pero cuando pierde no lleva la labor de oposición con dignidad ni responsabilidad y traiciona la confianza de sus votantes? ¿Les suena? ¿No se les hace parecido a algo? ¿A la labor política (o 'ausencia de') de los opositores venezolanos por ejemplo? A mí sí.

Hasta aquí los paralelismos, que no son pocos. Por eso no es de extrañar el recibimiento y el entusiasmo mutuo entre Mayor Oreja y Globovisión (lugar al que por cierto, no llegó tarde): Dios los cría y ellos se juntan.

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