A ciertos opositores venezolanos les encanta mostrarse como "europeos", entendiendo ellos que ese término implica "primer mundo", en contraste a Latinoamérica, que es sinónimo de "tercer mundo". Europa es "democrática", "seria", "ejemplar", mientras que Venezuela es todo lo contrario. Ésa es la imagen que quieren vender.
Sin embargo, a la primera ocasión que se les presenta, se rebajan a comportarse como verdaderos tercermundistas, en el sentido auténtico de la palabra: retrógrados, fanáticos, y desvergonzados. Por ejemplo, como hicieron cuando una encuestadora europea y su equipo revelaron unos estudios de intención de voto que iban contra sus deseos e intereses. En Sieg Heil Ciudadano se dedicaron a desprestigiar al equipo de una universidad española, diciendo que la profesora y el equipo que lo conforman no forman parte de esa institución (la Universidad Complutense). En directo realizaron una investigación tan seria y confiable como las que acostumbran: buscaron en Internet en la página de la universidad, escribiendo mal el nombre de la persona, Carolina Bescansa. De más está decir que no la encontraron (sólo con escribirlo -bien- en Google, ella aparece en la web de la Complutense, como primer resultado).
Ayer pudimos verla en una entrevista en Canal 8. Esta mujer -insisto, europea- mostraba incredulidad ante el tratamiento recibido por Globovisión, y abría los ojos de puro asombro cada vez que surgía el tema: nunca le había pasado nada parecido en ningún país. En Europa tampoco. Dudar de la profesionalidad de una encuestadora extranjera llevada a cabo por personal de una universidad con siglos de existencia, simplemente porque no gustan las conclusiones, insinuar que la primera responsable de este estudio o bien no existe o bien es una asalariada de una tendencia política en particular son actitudes muy poco serias, ejemplares y democráticas: muy poco "europeas". Y Globovisión debiera saberlo.
Los ataques contra Carolina Bescansa y la Complutense son especialmente tercermundistas. Pero si me apuran, más tercermundista fue el uso que hicieron de la encuestadora "propia", Penn Shoen and Berland. Cuando entrevistaron a su vocero en Venezuela, y éste habló de "empate técnico", se notaba que el pobre tipo estaba explicando sus datos haciendo todo lo posible para ajustarlos a los deseos de Leopold von Castillen & Cia, justificándose cada dos palabras. Parecía que el pobre anciano estaba rogando con su mirada "miren, no puedo forzar más la interpretación de estos datos para favorecerlos, hago todo lo que puedo, no arruinen más mi prestigio, por Dios se lo pido", mientras se aferraba desesperadamente a comparar la situación venezolana con su experiencia en Nicaragua quince años atrás, comparación absurda puesto que la segunda venía de una guerra civil y miles de muertos.
Por un momento me pareció que el gringo viejo estaba siendo coaccionado por unos malandros que lo tenían chantajeado de alguna manera perversa. Casi llegué a creer que, cuando terminaron la transmisión y el pobre tipo vio que salían del aire, el invitado se giró hacia Leopold y su equipo y les dijo:
"Bueno, yo ya he hecho y dicho todo lo que me pedían. Ahora cumplan ustedes con el trato, y devuélvanme a mi mujer".
Obviamente no creo que sucediera así. Globovisión es más sutil a la hora de ejercer presiones. Al fin y al cabo, se creen "europeos".
Sin embargo, a la primera ocasión que se les presenta, se rebajan a comportarse como verdaderos tercermundistas, en el sentido auténtico de la palabra: retrógrados, fanáticos, y desvergonzados. Por ejemplo, como hicieron cuando una encuestadora europea y su equipo revelaron unos estudios de intención de voto que iban contra sus deseos e intereses. En Sieg Heil Ciudadano se dedicaron a desprestigiar al equipo de una universidad española, diciendo que la profesora y el equipo que lo conforman no forman parte de esa institución (la Universidad Complutense). En directo realizaron una investigación tan seria y confiable como las que acostumbran: buscaron en Internet en la página de la universidad, escribiendo mal el nombre de la persona, Carolina Bescansa. De más está decir que no la encontraron (sólo con escribirlo -bien- en Google, ella aparece en la web de la Complutense, como primer resultado).
Ayer pudimos verla en una entrevista en Canal 8. Esta mujer -insisto, europea- mostraba incredulidad ante el tratamiento recibido por Globovisión, y abría los ojos de puro asombro cada vez que surgía el tema: nunca le había pasado nada parecido en ningún país. En Europa tampoco. Dudar de la profesionalidad de una encuestadora extranjera llevada a cabo por personal de una universidad con siglos de existencia, simplemente porque no gustan las conclusiones, insinuar que la primera responsable de este estudio o bien no existe o bien es una asalariada de una tendencia política en particular son actitudes muy poco serias, ejemplares y democráticas: muy poco "europeas". Y Globovisión debiera saberlo.
Los ataques contra Carolina Bescansa y la Complutense son especialmente tercermundistas. Pero si me apuran, más tercermundista fue el uso que hicieron de la encuestadora "propia", Penn Shoen and Berland. Cuando entrevistaron a su vocero en Venezuela, y éste habló de "empate técnico", se notaba que el pobre tipo estaba explicando sus datos haciendo todo lo posible para ajustarlos a los deseos de Leopold von Castillen & Cia, justificándose cada dos palabras. Parecía que el pobre anciano estaba rogando con su mirada "miren, no puedo forzar más la interpretación de estos datos para favorecerlos, hago todo lo que puedo, no arruinen más mi prestigio, por Dios se lo pido", mientras se aferraba desesperadamente a comparar la situación venezolana con su experiencia en Nicaragua quince años atrás, comparación absurda puesto que la segunda venía de una guerra civil y miles de muertos.
Por un momento me pareció que el gringo viejo estaba siendo coaccionado por unos malandros que lo tenían chantajeado de alguna manera perversa. Casi llegué a creer que, cuando terminaron la transmisión y el pobre tipo vio que salían del aire, el invitado se giró hacia Leopold y su equipo y les dijo:
"Bueno, yo ya he hecho y dicho todo lo que me pedían. Ahora cumplan ustedes con el trato, y devuélvanme a mi mujer".
Obviamente no creo que sucediera así. Globovisión es más sutil a la hora de ejercer presiones. Al fin y al cabo, se creen "europeos".
1 comentario:
Puedo corroborar que Carolina Bescansa es profesora de la Universidad Complutense de Madrid, concretamente de la Facultad de Ciencias Política y Sociología, pues me da clase de 'Comunicación política y campañas electorales'.
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