Yo no quiero pecar de malpensado, pero con motivo de la detención del periodista Fredy Muñoz Altamiranda, me puse a inventar un escenario parecido, y a sacar mis conclusiones.
Fredy Muñoz Altamiranda trabaja como corresponsal en Colombia para Telesur, proyecto multiestatal de televisión de información que agrupa a varios países de Latinoamérica, como Argentina, Cuba y Venezuela, entre otros. Él es colombiano y acaba de ser detenido por el Departamento Adminsitrativo de Seguridad (DAS), suerte de policía de inmigración de su país, por supuestos delitos de "rebelión" y "terrorismo", dictados en su contra mientras realizaba un curso en Caracas. Algunos medios venezolanos, apoyándose en esta noticia, han querido dejar flotando la idea de que Telesur, por medio de sus trabajadores, colabora con la guerrilla colombiana. En CNN en Español dieron ayer la noticia y no mostraron ninguna clase de indignación o solidaridad, más bien cierta indiferencia, despojaron a la noticia de cualquier contenido moral para que hablara por sí misma, permitiendo así que la idea "Telesur=FARC" germinara en la mente de algunos espectadores predispuestos. La reacción de los medios de comunicación a nivel mundial ha sido bastante tibia en líneas generales.
Yo me pregunté a qué pudiera deberse esta tibieza. Y para contestarme, me imaginé una situación muy parecida, pero en un contexto totalmente diferente.
¿Se imaginan que un corresponsal venezolano de CNN o FOX fuera detenido en Venezuela por presuntas actividades terroristas llevadas a cabo en el país? ¿Se imaginan la reacción a nivel internacional? ¿Los llamados a sanciones, el histerismo global contra el gobierno de Hugo Chávez, la recogida de firmas en defensa de la libertad de expresión, las declaraciones de solidaridad "unánimes", etc?
Pero eso no ha ocurrido en el caso de Fredy Muñoz Altamiranda. Ningún gobierno se ha lanzado a amenazar o exigir explicaciones al presidente colombiano Álvaro Uribe -casualmente inmerso en un escándalo político-paramilitar de dimensiones estratosféricas- ni ha querido ver nada más que "un Estado de Derecho ejerciendo su deber" tras esta acción. ¿Por qué esta diferencia?
Simplemente porque los medios de comunicación masiva, en su visión acomodada del mundo, pueden hacer que, lo que bajo circunstancias idénticas presentarían como la agresión de un Estado contra un Medio de Comunicación, en este caso se convierta en la agresión de un Medio de Comunicación contra un Estado.
Fácil, ¿no?
Fredy Muñoz Altamiranda trabaja como corresponsal en Colombia para Telesur, proyecto multiestatal de televisión de información que agrupa a varios países de Latinoamérica, como Argentina, Cuba y Venezuela, entre otros. Él es colombiano y acaba de ser detenido por el Departamento Adminsitrativo de Seguridad (DAS), suerte de policía de inmigración de su país, por supuestos delitos de "rebelión" y "terrorismo", dictados en su contra mientras realizaba un curso en Caracas. Algunos medios venezolanos, apoyándose en esta noticia, han querido dejar flotando la idea de que Telesur, por medio de sus trabajadores, colabora con la guerrilla colombiana. En CNN en Español dieron ayer la noticia y no mostraron ninguna clase de indignación o solidaridad, más bien cierta indiferencia, despojaron a la noticia de cualquier contenido moral para que hablara por sí misma, permitiendo así que la idea "Telesur=FARC" germinara en la mente de algunos espectadores predispuestos. La reacción de los medios de comunicación a nivel mundial ha sido bastante tibia en líneas generales.
Yo me pregunté a qué pudiera deberse esta tibieza. Y para contestarme, me imaginé una situación muy parecida, pero en un contexto totalmente diferente.
¿Se imaginan que un corresponsal venezolano de CNN o FOX fuera detenido en Venezuela por presuntas actividades terroristas llevadas a cabo en el país? ¿Se imaginan la reacción a nivel internacional? ¿Los llamados a sanciones, el histerismo global contra el gobierno de Hugo Chávez, la recogida de firmas en defensa de la libertad de expresión, las declaraciones de solidaridad "unánimes", etc?
Pero eso no ha ocurrido en el caso de Fredy Muñoz Altamiranda. Ningún gobierno se ha lanzado a amenazar o exigir explicaciones al presidente colombiano Álvaro Uribe -casualmente inmerso en un escándalo político-paramilitar de dimensiones estratosféricas- ni ha querido ver nada más que "un Estado de Derecho ejerciendo su deber" tras esta acción. ¿Por qué esta diferencia?
Simplemente porque los medios de comunicación masiva, en su visión acomodada del mundo, pueden hacer que, lo que bajo circunstancias idénticas presentarían como la agresión de un Estado contra un Medio de Comunicación, en este caso se convierta en la agresión de un Medio de Comunicación contra un Estado.
Fácil, ¿no?
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